Interseccionalidad
El concepto de interseccionalidad fue acuñado por la académica afroestadounidense Kimberlé Crenshaw en el contexto del femenismo de la década del ‘90 en Estados Unidos. Este enfoque nos permite identificar qué sucede cuando se cruzan diferentes catagorías, es decir, el modo en que se van generando historias de vida de resistencia a múltiples y simultáneas violencias. Al analizar la situación de las mujeres, concretamente, si cruzamos género con la pertenencia a una determinada raza/etnia, lengua, clase social, generación (si es niña, joven, adulta o adulta mayor), orientación sexual, identidad de género, situación socioeconómica, dónde vive (por ejemplo, en la ciudad o en el campo), si tiene alguna discapacidad, entre otras categorías, a medida que le sumamos estas variables, la complejidad y opresiones de la vida de las mujeres aumenta. Por citar un ejemplo, las situaciones de violencias a las que se enfrenta una mujer adulta blanca, de clase media, que vive en una ciudad en un país industrializado son distintas a las que se enfrenta una mujer joven, trans, en situación de pobreza, de origen indígena, que vive en una zona rural de un país no industrializado. La situación de esta segunda mujer está afectada por distintas exclusiones sistemáticas -algunas muy arraigadas y “normalizadas”-, discriminaciones y violencias que la primera no padece o no padece con la misma intensidad.